Saturday, November 04, 2006

NO ME HA QUITADO TU SED

Vengo desde Tauro a Venus
y Venus se me hace ola,
tengo la sangre de verde
y es mi pasión de amapola.
Me ha corneado el destino
con mieles de luna llena,
mi sed es un desatino
circulando por mis venas.
Un ángel hizo tu cuna,
un ángel ahora te guarda,
a la mía dio Fortuna
alfileritos por sábana.
Un hormiguero es mi sangre,
un hormiguero de fuego,
un hormiguero de alambre
con espinos de silencio.
La sed que no me apagaron
aguas de bello cristal,
no me la ha apagado el tiempo
con su longeva amistad.
Ahora que tú, tierra amarga
tiras de mí hacia tu fosa,
átame el toro a tu higuera
que me lo calme su sombra.
Me tiene el cuerpo revuelto,
celo azafrán me corona,
lo quisiera reposado
como la nieve en la loma.
***
***
PECHAR CON LA PÓLVORA MÁS NEGRA

Para que no te pierdas rebuscando
te dejo por escrito lo que pienso,
no te diré que no fuiste culpable
y así tu ego sientas satisfecho.
Cargar con el difunto me propongo
y pechar con la pólvora más negra,
dale ahora el giro que tú pienses
que te pinte de cal esa conciencia.
Cuando al alba sin mí abras los ojos
y pretendas bañarlos en los míos,
sólo vas a encontrar mi gran ausencia
y me vas a llorar como hace un crío.
Consuélate después viendo mis fotos
y proyecta en la tele nuestro video,
y si ves mis recuerdos más alegres
sabrás lo que por listo te has perdido.
Nuestro hogar marchitó mi juventud,
puedes quemar en él mi último palo,
porque la porcelana que gustabas
se ha deslucido, tú la has desconchado.
Regálales la jaula a tus amigas
pues para qué la quieres sin canario,
el pobre se murió trinando penas
y ahora está feliz en otro barrio.
Prefirió ser un pétalo en el viento
a retorcido adorno de tu tallo,
que ahora se quedó sin su corona
quemado como hoja de tabaco.
Di a tu gente que soy ave de paso,
y es verdad que de ti me echó el instinto,
emigrar de tu lecho costó sangre
porque dentro del pecho llevo un tiro.
Di a la gente que soy una perdida,
que mis hechos te hacían desgraciado,
di que soy prostituta en barrio chino
y calla para ti lo que me has dado…
De mis cosas conserva los patucos
que hice yo para mi ángel de la guarda,
y los guardas por duro testimonio
del aborto que me hizo tu patada.
Aun me tiento los huesos mal unidos
y en mi cara las marcas de tus brechas,
y el alma desgarrada por las cosas
que toda nuestra vida creíste ciertas.
Si alguna noche quedas desvelado
y mi ausencia se hace insoportable,
con tu boca rebusca en nuestras sábanas
las flores que tronchaste, mal amante.
En la puerta de atrás dejé mi llave,
la puse por debajo de la estera,
ten cuidado, no seas despistado,
te la puedes guardar donde te quepa.



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